Eso precisamente es lo que le ha sobrado, y en qué medida, a este gobierno. Ninguna de las ideas que nos pretende vender se pueden comprar pues realmente no existen en su inventario de cosas pendientes y otras, sencillamente, ya despiden un olor nauseabundo. En cuanto a su tan esgrimido talante democrático, no sé quién todavía puede dudar que ese ingrediente, tan importante en un país que pretenda llamarse civilizado, nunca lo hubo ni lo habrá en la revolución chavista pues arrastra el lastre de estar liderada por un golpista que nunca podrá respetar la decisión de un pueblo que, según dice, le sabe a MIERDA.
Quisiera que alguna teoría de esas que suelen preparar los adláteres del gobierno para justificar cualquier sinrazón, tratara de explicarnos cómo puede digerirse el que en un régimen supuestamente de corte socialista haya aumentado bochornosamente el consumo no de bienes de primera necesidad (concernientes a la alimentación, salud o educación) sino de bienes superfluos (autos, lanchas, yates y aviones ostentosos; joyas y relojes de edición limitada; construcción y remodelación de viviendas lujosas; electrodomésticos suntuosos; materiales para salas de baño y cocinas exclusivos de firmas internacionales, fiestas de despilfarro y boato; viajes al extranjero, y no precisamente a Cúcuta o Maicao; consumo en restaurantes de menús millonarios; compra de licores añejados o espumantes de precios de infarto; y un largo etc.). En todo este mar de falsedades hay algo que me resulta especialmente grotesco, ver día tras día a un gobierno que se disfraza de socialista pero que ni tan siquiera cuida su maquillaje. Sobran las medidas cuya aplicación poco cuesta pero que mucho pudiera contribuir al rescate del país, sin que para ello se deba renunciar ideológicamente a la izquierda. Todo lo contrario, afianzaría esa tendencia atribuyéndole, además, un talante progresista. Sin embargo doy por descontado que esas medidas ni siquiera son intuidas por los bufones del régimen, ellos viven absortos en una eterna borrachera de dinero e ideologías cantinfléricas.
Seguro pensarán que todo esto es sólo una perorata inútil, pero nada más alejado de la realidad, esas provechosas y asequibles medidas existen y son tangibles. Para muestra sólo les ofrezco un botón:
-¿Cuánto puede costar implantar con carácter obligatorio los días de parada en las ciudades con más densidad vehicular? Se ahorraría en combustible y se disminuiría no sólo el congestionamiento automotor sino también las emanaciones contaminantes.
-¿Por qué no se empieza la retirada de un sinfín de vallas ilegales y legales que afean y empobrecen aún más el paisaje citadino?
-¿Qué hubo del rescate de nuestros ríos, mares y lagos? Concretamente, ¿qué hubo de la recuperación del Guaire? Seguramente se afectaban muchos intereses del chavismo, así que fue mejor llenar la ciudad de vallas anunciando algo que nunca llegó.
-¿Por qué no se controla el acceso a nuestros parques nacionales con botellas u objetos altamente contaminantes?
-¿Cuándo se emprenderá una verdadera y profunda depuración de nuestras playas y se empezará a sancionar contundentemente a quienes se empeñan en ensuciarlas?
-¿Estará muy lejos el día en que se les ocurra controlar la contaminación acústica? Por ejemplo, la generada en las tiendas de los centros comerciales donde cada una coloca la música al máximo volumen en una competencia ensordecedora.
- ¿Será mucho pedir que se estimule el regreso de paquetes y bolsas de papel o cartón? Parece increíble que no puedan percibir la abrumadora contaminación que causa el excesivo uso de bolsas y embalajes de plástico.
- ¿Para cuándo se va a dejar la difusión de una educación ambiental que estimule el reciclaje y el equilibrio ambiental? ¿Por qué no empieza el gobierno dando el ejemplo? Una pequeña muestra sería ordenar en todas sus dependencias el uso obligatorio de papelería reciclada, esto invitaría a todos a hacer uso de ese tipo de productos.
-¿Cuesta mucho que el Ministerio de Educación establezca como obligatoria una materia que eduque para la valoración y conservación del ambiente?
-¿Por qué no se fomenta la instalación de empresas de reciclaje de diferentes rubros como papel, vidrio, metal, plástico? Y sin olvidar la necesidad de recoger en contenedores independientes las baterías o pilas por ser desechos altamente contaminantes.
-¿No es posible recuperar las edificaciones emblemáticas de la ciudad como manera de rescatar su memoria histórica y arquitectónica y, a la vez, contribuir a la generación de soluciones habitacionales?
- Y en definitiva, Dios bendito, ¿para cuándo se va a dejar la enseñanza al pueblo del valor económico y ambiental de la cultura del reciclaje?
¿Será que resulta mejor esperar a que nos trague vivos la basura?